31/12/10

Feliz Año Nuevo

–¿Vino blanco?
–Tres.
–¿Tinto?
–Dos. Benjamín.
–...
–¿Qué?
–¿Y por qué más vino blanco que tinto? A la gente le gusta más el tinto.
–Pero a mí me gusta el blanco. A la gente le gusta más el tinto pero con el calor se toman primero el blanco y me dejan a mí sin vino.
–...
–...
–Ok. Los pan dulce?
–"El" pan dulce. Tu hermana dijo que iba a comprar uno de no se dónde.
–No lo va a llevar, ¿no conocés a mi hermana?. Anotá comprar otro.
–¿Ahora vamos a ir a comprar otro pan dulce?
–No, cuando terminemos la lista.
–¿Qué lista?
–La lista de cosas que te olvidaste de comprar. Ahí hay una lapicera, mirá. Poné: "un pan dulce".
–...
–Pasas de uva?
–Sí, acá están.
–Pero son rubias. No, no. Anotá: "pasas de uva negras". Las pasas de uva son negras, Andrés. ¿A quién se le ocurre comprar rubias?
–A mí me gustan rubias.
–Sí, no me cabe ninguna duda. El historial de la computadora lo dice todo.
–...
–¿Pusiste las Cocas Light?
–Sí, dos.
–¿Doble bolsa?
–Sep.
–¿La Sprite Zero para Miriam?
–Está. ¿Por qué no se la compra Miriam?
–Yo también tomo. A ver, ¿qué turrones compraste?
–Mirá, está este, de yema como le gusta a tu mamá. Dos tortas de almendras, uno barato de maní para las nenas y el de chocolate para vos.
–¿El blando para la abuela?
–¿Y la diabetes?
–Anotá: "Turrón blando". ¡Anotá! ¿Qué calzoncillo te pusiste?
–...
–¿Bordó, Andrés? ¿Para qué te compré el slip rosa?
–Lo usé antes de ayer, ¿era para hoy?
–¿Para qué te voy a comprar un slip rosa, Andrés?
–¿Dónde lo compraste a todo esto? La tela no es buena. No respira mucho... Y pica.
–¿Cuánto lo usaste?
–¿Cómo "cuánto"?
–¿Un día, dos, tres?
–Un... Uno.
–No te hagás que los dos sabemos que podés pasarte tranquilamente tres o cuatro días sin bañarte.
–Creo que uno.
–Andá a cambiarte el calzoncillo, haceme el favor, yo sigo repasando todo.
–...
–...
–...
–Tomá, te faltó comprar la Fresita, y nos olvidamos de las nueces. Y eso sería todo. Andá ahora que a las seis cierra el súper.
–¿Por qué no vamos de camino?
–Porque tendríamos que salir ya y no quiero llegar tan temprano. Van a estar preparando todo y me van a hacer ayudar. ¿Para qué hora pediste el remís?
–¿Qué remís?
–Andrés...
–¿Qué?
–¿No reservaste el remís?
–No me dijiste nada, pensé que íbamos a llamar un taxi.
–Te lo dije ayer, ¿no sabés el incordio que es conseguir un taxi un 31?
–¿El qué?
–Bueno, hagamos una cosa. Saquemos todo esto a la calle, tratemos de conseguir un taxi, y pasamos por el súper de camino.
–Como quieras.
–...
–...
–...
–A México y Treinta y Tres Orientales, por favor.
–...
–...
–...
–...
–¡Ay! Señor, dé la vuelta por favor, tenemos que volver.
–¿Y ahora qué nos olvidamos, Vanina?
–¡Los orejones de damasco de Mamá!
–Bueno, compramos otros en el súper. No vuelva, señor, eh, siga.
–¡Pero es una picardía, un kilo de orejones!
–Bueno, los comemos en la semana.
–¿Y desde cuándo te gustan los orejones a vos?
–Bueno: los comés vos en la semana.
–Además no tienen en el súper, ¿dónde los compraste?
–En la dietética de Estomba.
–¿La de la gorda?
–No es gorda la señora. Es vieja.
–Tiene panza.
–Sí, pero es panza de vieja, no panza de gorda.
–¿Estamos hablando de la misma dietética?
–Igual ya nos queda trasmano esa dietética, vamos a tener que ir a otra.
–Cómo me ponés los puntos, vos, eh. Por eso estamos juntos. Señor, si ve una dietética abierta, ¿para, por favor?

1 comentario:

  1. Qué complicados que somos los humanos. Me hiciste reír. Feliz 2011! @TrinityFlux

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